Una reserva a la sombra del faro romano para el estudio del erizo

Hay cerca de cuarenta zonas de explotación de este equinodermo y solo una para su investigación
Una reserva a la sombra del faro romano para el estudio del erizo
Primer plano de un erizo bajo el agua | Cedida

En algún lugar de las aguas que bañan la península herculina, no muy lejos de la Torre de Hércules, se encuentra un banco de erizos que la Cofradía dedica al estudio técnico de este  equinodermo, del que se conoce muy poco, más allá de su sabor. “Estamos apostando por el erizo, y va bien, pero hasta hace unos años no sabíamos nada sobre su ciclo de vida”, explica Joaquín San Miguel, responsable de Recursos Específicos. 

 

 

 

 


Solo la Cofradía de Mariscadores conoce su localización exacta, que mantiene en secreto para evitar que sea esquilmada por los furtivos. Hace unos años, ese banco prácticamente no existía pero, en 2008, hicieron una siembra de 8.000 crías de erizo y un año después, otros 20.000, como hace unos días se hizo en Cedeira, donde se sembraron 3.000 ejemplares. A día de hoy, la Cofradía estima que hay 50.000 entre las rocas al pie de los acantilados. Pero, aunque ya podrían explotar ese banco, han decidido consagrarlo al estudio.

 

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Miembros de la cofradía faenando en un banco de erizos | Cedida 

 

Desde hace 40 años

El erizo lleva allí desde que el mundo es mundo, pero nosotros desconocíamos como funcionaba. No somos biólogos”, explica San Juan, que explica que comenzó a recoger erizo hace 40 años, cuando esta actividad no estaba regulada y ni siquiera habían permisos. “Venían a buscarlos desde Asturias, en camiones que no llevaban ni lona. Entonces se pagaba a 70, 80 pesetas, y en los pueblos, todo el que se dedicaba al mar se echó al erizo”, recuerda. 
 

Aquello causó mucho daño, sobre todo a aquellos zonas de erizos que se encontraban más cerca de la orilla y a los que no era necesario acceder buceando. Pero con los años, y gracias a los estudios técnicos, la cofradía acabó sabiendo algunos detalles importantes. Por ejemplo, que sus principales depredadores son otros equinodermos, las estrellas de mar. O que a los sargos les encanta devorar a los ejemplares más pequeños. O que un erizo tarda tres años en llegar a los 60 milímetros, la talla mínima para su comercialización. 
 

“Pero hay algunas cosas que todavía no sabemos. Por ejemplo, cuántos puedes sacar. Si sacas diez, se mantiene el banco ¿Y si sacas cien? Nadie sabe cuánto y hay que saber cuántos puedes quitar”, explica San Miguel. 


Actualmente, la cofradía abarca veinte puntos de recogida de erizos, pero muchos están sobreexplotados. “La situación es estable, pero la curva ya empezó a bajar. No sé cuánto se va a mantener estable, porque nosotros vamos ciertos días a unos sitios y no volvemos. Vamos un día cuando podríamos ir diez”.  Solo este banco en las inmediaciones de la Torre de Hércules mantiene una salud envidiable, y se ha convertido en un ejemplo a seguir o en una muestra a examinar, dependiendo de lo científico que sea el punto de vista. 

Una reserva a la sombra del faro romano para el estudio del erizo

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