Reportaje | Problemas de abasto de trigo a la ciudad

Reportaje | Problemas de abasto de trigo a la ciudad

Desde tiempo inmemorial el abasto de trigo y granos a la ciudad fue una constante para la población. Así, el procurador general, José Benito de Ambroa, pone en conocimiento el 31 de julio de 1778, que unas 3.267 arrobas castellanas de harina flor y 297 sacos, conducidos a este puerto en el bergantín inglés ‘María de Gibraltar’ y ‘Puerto Mahón’ como presa de la balandra de guerra americana ‘Rebanch’, al mando del capitán Gustavo Cannigham. Cuya parte económica correrá a cargo del comerciante de La Coruña, Miguel Lagoanere, apoderado del Congreso americano. Después de pasar por la justicia y de ser el cargamento puesto a la venta, se adjudicó el remate a Domingo Vanden, como segundo y último postor, panadero de esta ciudad, el pasado día 2 de julio, a razón de 70 reales de vellón, el quintal castellano de dicha harina. Entre los declarantes por esta resolución judicial, lo hizo Blas de la Fuente, negociante maragato.

 

Precios elevados

Los panaderos en ocasiones la adquirían a precios elevados, recurriendo a la comprensión de las autoridades. Es el caso de Roque de Bert, panadero de esta ciudad, quien expone con vehemencia, haber comprado una partida de barriles de harina flor de Filadelfia, a un precio tan elevado que no había arbitrio que le pudiese beneficiar en ésta ciudad con respecto a los precios que corrían en ella, y estando con suficiente trigo para abastecer su panadería hasta la próxima cosecha. Suplicaba le concediese permiso para poder extraerlo a la ciudad Departamental de Ferrol, a fin de beneficiarlo, al precio que la compró, de otro modo se exponía a la pérdida del género y solicita el 18 de mayo de 1797, al Ayuntamiento, que en principio, denegaba tal favor. No, se sabe, en que quedó el asunto, al estar incompleto el expediente.
Este problema de granos, afectaba en mayor medida a las comunidades del norte español, quedando solucionado el 14 de julio de 1790, cuando una real orden, del Supremo Consejo de Castilla, anuncia, se pongan de acuerdo los comisionados del municipio y del Banco de San Carlos, para dar salida a los granos extranjeros. Esta puesta en marcha, daría lugar a un reconocimiento de los hornos el 29 de mayo de 1792, que llevan a cabo Antonio Varela Sarmiento, Bernardo del Río y José de Llano, conforme al acuerdo tomado por el Concejo.


De enero a mayo de 1804, se levanta un estado de la entrada en la ciudad de los granos, así como de la salida de los mismos, siendo introducidos un total de 29.380 fanegas de trigo, 22.783,5 fanegas de maíz, 1.014 fanegas de cebada y 6.062 barriles de harina flor, en cuanto a las extracciones hacia otros puntos, salieron 200 fanegas de trigo, 3.916,5 fanegas de maíz y 526 barriles de harina flor, no habiendo salido ninguna fanega de cebada. El destino de estas salidas; Betanzos, Redes, Puentedeume, Gijón, Ribadeo, San Ciprián, Neda. Ares, Meirás, Santa Cruz de Mera, Pontevedra, Ferrol, Vigo y Asturias, siendo esta última, la más importante de las partidas con 825,5 fanegas de maíz enviadas a Manuel Bedriñana.


Los introductores de grano y del comercio más importantes a estas fecha son Francisco Barrié, Tabanera y Sobrino, Marcial del Adalid, José Antonio Goel, Isabel Castelo, Francisco Bringas, Benito Santos, Isidoro Arias, Lagoanere y Compañía, Antonio Rubine, Juan Fernández Suárez, Manuel Vega, Antonio Villar y Pedro Mes.
Para el 11 de mayo de 1804 Fabián López y Sagastizabal, con la asistencia del secretario Manuel Acha Patiño, se les encomienda, hagan visita al comercio en general y ver existencias de maíz, trigo y harinas, en cuyo informe manifiesta, se han hallado 200 barriles de harina, en poder del vicecónsul inglés Patricio Morrough, quien dice tenerlo reservado para galleta, a suministrar a la División Inglesa a la vista. Por su parte José Becerra, cónsul anglo-americano, posee otros 150 barriles de harina, al objeto de abastecer a la División francesa, actualmente en Ferrol y este puerto de la Coruña. A Juan Francisco Barrié, cónsul de Prusia, manifiesta, tener vendidos de una embarcación que tiene en la bahía y de que no ha hecho uso, a Pablo Marras de Neda, 7.000 ferrados de trigo a precio de 23 reales. Cuyo número de ferrados, se le apremió de no entregarlo, ni extraerlo, que mediante habrá surtido del citado buque a algunos de los panaderos de esta plaza, y hallarse el grano a bordo de la embarcación.


El 17 de mayo, el comandante de la Escuadra inglesa, que se hallaba sobre la costa de La Coruña, solicita se le facilite porción de harina para consumo a su tripulación, a lo que Antonio Alcedo, no se niega, observando las órdenes dadas por el rey, para que se suministre a dicha escuadra los auxilios necesarios, además, vinos y harina del país, si ésta la tiene almacenada Patricio Morrough, apoderado de la citada nación en esta plaza, la suministre sin reparo alguno atendiendo a las circunstancias.


Mientras que el comandante de la flota francesa, almirante Villanueva, se queja en Madrid el 17 de agosto de 1805 de los precios que se pagan por los artículos en esta ciudad de La Coruña, en la cual dice: “Con la carta, 7 del, corriente, he recibido la copia que sirve incluirme la representación que ha dirigido al señor Generalísimo, con motivo del acuerdo de esa Real Audiencia, que supone excesos en la venta de los comestibles, en ocasión de hallarse en ese puerto la Escuadra francesa al mando del Almirante Villanueva. En cumplimiento de lo que me previene pase a verme el diputado general del Reino, para tratar el asunto y teniendo presente que dicho señor Generalísimo se halla actualmente en el Real Sitio de San Ildefonso, acordamos suspender toda diligencia hasta que se restituya a esta villa, que será en breve, para hablar a su excelencia. Madrid 17 de agosto 1805”. Francisco Santiago de la Azuela.


Como se puede observar, las quejas son constantes  por todos los lados, ya sea del comercio, como de la administración respectiva. l
 

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