La Policía Local requisó ya nueve ponis a un mismo dueño en Bens

Las instalaciones de la Sociedad Hípica en Morás acogieron el día 4 a tres nuevos inquilinos: unos ponis incautados por la patrulla verde de la Policía Local al polémico propietario de estos animales que tiene un terreno en Bens, donde vagan libremente, contraviniendo las normativas, que obligan a mantenerlos en un terreno acotado. Con estos tres ya ascienden a nueve los animales que han sido confiados a la custodia de la Hípica. Y su número puede incrementarse más, independientemente de si la Policía Local realiza nueva incautaciones.
“Hay alguna hembra que está preñada”, comenta el presidente de la Sociedad Hípica, Santiago Togores. Aún así, hay espacio de sobra en las instalaciones de Morás y Togores reconoce que su excéntrico dueño no ha tratado mal a los animales: “Ninguno vino en mal estado”. 
Parece ser que, según fuentes municipales, el propietario considera que no se debe mantener confinados a los ponis. Su punto de vista es que, como estaban aquí antes que las personas, eso les confiere una especie de derechos de paso. 

El problema es que estos animales vagan libres por la zona de Bens y suponen un peligro para el tráfico, y para ellos mismos, además de invadir sembrados y cultivos para devorarlos.  
Un animal muerto en 2016 
En octubre de 2016, uno de estos ponis que suelen vagar libres por Bens murió después de que se lo llevara por delante una mujer que se dirigía a su trabajo en Nostián al volante de su cuadriciclo. Ella resultó herida, aunque de carácter leve, por lo que el dueño  fue denunciado por un delito de lesiones por imprudencia. Pero además, el animal resultó malherido y tuvo que ser sacrificado.
Los vecinos habían denunciado en varias ocasiones la situación en la que vivían los animales. Situaciones como esta fueron las que empujaron a la Concejalía de Medio Ambiente, cuya titular es María García, a decidir, ya en 2016, que se incautaría de los animales de gran tamaño que no son cuidados como deberían por los dueños, si estos deciden ignorar las sanciones y avisos. 
Hasta entonces, no podía hacerse porque las instalaciones de la perrera municipal no eran aptas para acoger a estos animales, pero un acuerdo con la Hípica solventó el problema: el Ayuntamiento paga su manutención y luego pasa la factura al dueño. l