Los contenedores del Orzán sufren desde primera hora la actividad hostelera y el incivismo

Los contenedores del Orzán sufren desde primera hora la actividad hostelera y el incivismo
Las zonas peatonales acumulan basura a diario | Patricia G. Fraga

La basura y los desperdicios se han convertido en un elemento más del paisaje del barrio del Orzán, una tendencia que se repite con la fiabilidad de un reloj suizo para desgracia de unos residentes que sufren como mal añadido el efecto llamada para los animales amigos de lo insalubre, principalmente gaviotas, ratas y palomas. No es aleatoria la separación conceptual entre basura y desperdicios, pues los denunciantes de la situación culpan tanto a la intensa actividad de los locales hosteleros de la zona como a residentes carentes de civismo que obvian los horarios de depósito

 

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Los restos de todo tipo se acumulan en la calle


El hastío es proporcional a la voluntad de revertir la situación y, desde hace semanas, miembros de la asociación vecinal se dedican a recorrer el barrio para fotografiar el estado de los contenedores. El resultado podría ser una foto fija, que solamente se resetea a partir del paso del servicio municipal de limpieza, pero que rápidamente recupera el aspecto original, casi como un elemento arquitectónico más. “Tenemos una colección de fotografías del día a día. Todos están llenos a partir de las 14.30 horas, y lo sabemos gracias a la paciencia para fotografiarlos”, afirman fuentes de la asociación vecinal Orzán-Pescadería. “La mayoría son de hostelería: desde cajas de suministro de frutas a botellas”, añaden. Sin embargo, y aunque uno de los frentes de la agrupación es ejercer de azote del ocio nocturno y adalid del derecho a descansar, en este caso las culpas van repartidas. “No solamente se trata de la hostelería de noche, también la de día. Toda la preparación, suministro y distribución lo sacan de día. También sabemos que muchos vecinos depositan fuera de hora, pero a mayor aforo de gente la cantidad de basura es mayor”, matizan.


A rebosar 

Al contrario de lo que sucede con la actividad de los pubs, no existen días menos malos y peores en el nuevo paisaje de desperdicios del Orzán. “La gente se puede imaginar lo bien que se lo pasan gaviotas, palomas y ratas, y en este caso es cualquier día de la semana”, subrayan los residentes. “Los contenedores no se cierran porque la basura sobresale, o sino se dejan abiertos, que es cuando vienen las gaviotas y empiezan a picotear”, agregan. 

 

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El área de la calle Picos y la Perillana es uno de los epicentros


Uno de los espacios que, a juicio de la asociación vecinal, acumula más locales, concentración de clientes y por lo tanto desperdicios es la plaza de la Cormelana. “Está destrozada por las ‘miles’ de mesas que tiene encima, con colillas, basura y suciedad. Creemos que la hostelería debería pagar el impuesto de basuras de forma proporcional a su licencia y aforo”, finalizan. 


Dicen haber trasladado las quejas al Ayuntamiento, pero la sensación es de escepticismo y de que la nueva realidad será una normalidad a la que tendrán que acostumbrarse. “Han quitado las papeleras y no las reponen y estar todo el día protestando es aburridísimo. Resultamos incómodos al Ayuntamiento, y por eso no nos contestan”, pronostican acerca de una posible solución a corto o medio plazo. 

Los contenedores del Orzán sufren desde primera hora la actividad hostelera y el incivismo

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